lunes, 30 de enero de 2017

Kraken (8)


Por fin me sacaron de aquella inmunda bodega. El intendente ordenó volver a sus tareas a los dos hombres que le acompañaban. Luego me condujo por los pasillos y escotillas hasta el comedor. La luz del día que entraba a través de las troneras me cegó momentáneamente. Nos cruzamos con un par de hombres que salían, pero no pude fijarme en sus caras debido a la claridad. Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, reparé en la barra que separaba el comedor de la cocina, y al otro lado se extendían las mesas y bancos donde una treintena de piratas charlaban y bromeaban mientras comían. Cruzamos el comedor a través del pasillo de mesas. Se hizo un incómodo silencio. La mayoría de los hombres me miraba con seria desconfianza, unos cuantos me dedicaron confiadas sonrisas, y el resto permaneció con rostro aséptico.
Accedimos a través de una cortina al comedor de oficiales. Cuatro hombres se sentaban a una mesa estrecha y alargada, llena de jarras y cuencos de comida vacíos. Todos salvo uno, lleno de sopa, que humeaba delante del capitán.
El capitán me invitó con un gesto a sentarme justo enfrente de él, donde había una cuchara de madera y una jarra llena de agua. Cuando tomé asiento, me habló.


-Bien, muchacho. Antes de darte esto -sujetó el cuenco de sopa-, te haré una pregunta: ¿sabes por qué has estado cuatro días encerrado en la bodega sin comida ni agua?
-No -respondí.
-No, “señor” -me corrigió Desmond Black. Y me mostró con una sonrisa burlona sus dientes de plata.
-No, señor -accedí.
-A parte de para evitarte la tentación de saltar por la borda y regresar a nado a Puerto Dorado -continuó el capitán ignorando la interrupción-, queremos que entiendas que ahora vas a ser uno de los nuestros. Nosotros te necesitamos… -alargó el cuenco hacia mí. Yo extendí mis manos para cogerlo, pero el capitán lo retiró bruscamente, derramando parte del contenido-. Y tú nos necesitas a nosotros. ¿Lo has entendido, muchacho?
-Sí, señor -dije rendido.
-Muy bien -empujó el cuenco hasta mí y lo soltó.


Bebí a grandes sorbos directamente del cuenco. El capitán habló a uno de los hombres que estaban sentados a la mesa.


-Señor Grump, ¿seríais tan amable de traerle al chico un pedazo de pan?
-¿Desde cuándo los oficiales sirven a los grumetes? -se quejó el aludido con los brazos cruzados.
-No es necesario, capitán -dije, y saqué de un bolsillo el pedazo de pan que el intendente me había dado dos días atrás y lo introduje en la sopa para que se ablandara.


Vi que el capitán miraba de reojo al intendente. Éste intentó permanecer serio, pero creí que me observaba con cierta admiración. Desmond, en cambio, nos miraba a todos con desprecio.


-Creo que ya podemos empezar con las presentaciones -continuó el capitán-. ¿Cuál es vuestro nombre?
-Nicholas Drake, señor -respondí.


El capitán siguió hablando y comenzó a señalar uno a uno al resto de los presentes:


-Bien, señor Drake. Empezando por vuestra izquierda: Bran Carson, Maestro Cañonero; Intendente Sean Laoch; Capitán Corb -en este punto se señaló a sí mismo-; Desmond Black, Oficial de Derrota; y por último, Tobías Grump, Artillero. Cuando acabéis de comer, el intendente os acompañará para presentaros al resto de los miembros más relevantes de la tripulación. ¡Ah! Y lo más importante, haceos con una copia del Código. ¿Os sabéis el Padrenuestro?
-No os hacéis una idea, capitán -respondí.
-Pues eso, señor Drake, igual que el Padrenuestro.




sábado, 28 de enero de 2017

Reseña de "Ciudades de papel" (película de Jake Schreier)


Sinopsis (Filmaffinity):

     Quentin es un joven con mala suerte en el amor que, una noche, se topa con su legendaria, inalcanzable y enigmática vecina Margo Roth Spiegelman en la ventana de su cuarto... ¡Disfrazada de ninja! Por si no fuera suficiente, su antigua amiga le convence para una difícil misión: vengarse de todos aquellos que le han hecho daño. Al día siguiente, con Margo desaparecida, Quentin se ve obligado a digerir lo sucedido y empieza a buscar pistas sobre ella.








Resumen:

          Para empezar, hay que decir que esta película es la adaptación al Cine de la novela homónima de John Green.
         
           El filme empieza cuando, siendo niños, Margo se muda justo enfrente de Quentin y se hacen amigos. Un día, durante un paseo en Bicicleta, descubren el cadáver de un hombre que se ha suicidado. Esa misma noche, Margo acude a la ventana de Quentin para ir juntos a investigar acerca del suceso, pero el chico declina su invitación porque no quiere meterse en líos, de modo que Margo se marcha sola.
          
           En este momento se evidencian los roles de cada uno: Margo, la aventurera, con ansias de vivir el momento, hasta el punto de fugarse tres semanas con un circo siendo aún niña; y Quentin, el chico reservado que huye de los problemas. Esta diferencia de carácter puede que sea la que hace que ambos se distancien en los años siguientes, a pesar de que Quentin sigue enamorado de ella.



          Ya de adolescentes, de forma inesperada, una noche Margo vuelve a presentarse en la ventana de Quentin. Su novio la ha engañado con otra y ella necesita que Quentin la ayude en su venganza personal. Esta vez, quizá incentivado por la posibilidad de que surja algo entre ellos, Quentin decide salir de su zona de confort y acompaña a Margo en esta aventura.

          Al día siguiente, Quentin acude al instituto expectante por cómo serán las cosas ahora entre ellos, pero Margo no va al instituto, ni el día siguiente, ni el de después… Margo ha desaparecido. 

          Siempre que Margo se marchaba, dejaba pistas acerca de a dónde iba a quien consideraba digno, casi siempre a su hermana. En esta ocasión también ha dejado pistas para Quentin. A través de las pistas y de su conversación durante la última noche que estuvieron juntos, Quentin descubre que la clave está en las “ciudades de papel”.

          ¿Qué son las ciudades de papel? Pues se trata de ciudades inventadas que los cartógrafos añaden a los mapas para proteger los derechos de propiedad. Si encuentran un mapa en el que aparezca la ciudad falsa, significa que su trabajo ha sido plagiado.

          Por fin Quentin descubre dónde está Margo, y se lanza repentinamente en su búsqueda, recorriendo cientos de kilómetros acompañado de sus mejores amigos.



           A pesar de que el resultado del viaje no es el que Quentin esperaba, el chico ha aprendido varias lecciones sobre la vida, el amor y las relaciones humanas en general y se muestra agradecido con la vida que tiene.


Opinión personal:

No me extenderé mucho más con mi opinión personal. Me ha parecido una película bastante buena en su tratamiento del amor adolescente. En esa etapa en la que uno empieza a preocuparse más por el futuro que por el presente y no sabe muy bien qué es lo que le hace feliz y qué no. Todos esperamos un final de cuento, pero al final las cosas no salen como queremos y tenemos que aprender a vivir con ello y buscar la felicidad más allá de la satisfacción de nuestros (a menudo egoistas) deseos.

jueves, 26 de enero de 2017

Música Celta


Música celta es un término que se usa para describir un grupo de géneros musicales que parte de la música popular de los pueblos de tradición celta. Nos estaríamos refiriendo sobre todo a Irlanda y Escocia, países que comparten la cultura gaélica, pero a pesar de no formar parte de dicha cultura, el término se extiende a otras zonas de Gran Bretaña (Gales, Cornualles, Bretaña, Isla de Man) e incluso de fuera, como Galicia, Asturias, Cantabria, León y Portugal en la Península Ibérica.






La música celta (también denominada estilo gaélico) debe su popularidad internacional, en gran medida, a los irlandeses y escoceses que emigraron a Canadá o Estados Unidos (donde acabaría contribuyendo a la aparición de estilos musicales como el bluegrass y el country).

Hay géneros y estilos musicales propios de cada país celta debido a las tradiciones individuales de canto y a las características de sus lenguajes específicos. Como ejemplo de música Folk irlandesa tendríamos a los grupos Gwendal o Altan. Así mismo, estos estilos musicales han ido evolucionando, en muchos casos, al Folk Metal (Cruachan) y Doom Metal (Mael Mórdha).




Dentro de nuestras fronteras, podemos mencionar, en un estilo Folk, grupos como Brath, Luar na Lubre, Milladoiro... En Asturias cabe destacar a José Ángel Hevia, precursor de la gaita electrónica.  Otros grupos que se han aproximado a este estilo de música celta, incorporando instrumentos como gaitas, violines la flauta travesera irlandesa o el tin whistle son Mago de Oz (Folk Metal), Celtas Cortos (Folk Rock).

Y para terminar este pequeño post, como no puede ser de otra forma, un paisaje irlandés.








lunes, 23 de enero de 2017

Kraken (7)


Volvía a estar en Puerto Dorado, sentado en la mesa de la cocina, leyendo un libro antiguo que trataba sobre los cinco infiernos. Mi lectura todavía no era demasiado fluida. Recitaba un párrafo en voz alta mientras mi madre amasaba el pan.

-”El primer infierno es la celda invisible, a medio camino entre la Tierra y la Casa Celestial; donde el Espíritu está condenado a sufrir siempre la sensación de caer al vacío. El segundo infierno es la sepultura pétrea. Aquí el Espíritu sólo podrá alimentarse de rocas y respirar polvo. El tercer infierno es la prisión submarina. Allí el Espíritu ha de padecer un ahogamiento perpetuo. El cuarto es el infierno de fuego. El espíritu arderá por largo tiempo en el centro de la Tierra. El último infierno es el infierno solar, en las mazmorras del Reino del Dios Padre…”
-Ya es suficiente -me interrumpió mi madre. Apartó el libro de mala gana y me ofreció otro-. Ten, te he traído un libro mejor.
-Sagrada “Blibia” -leí en la portada.
-¡Es Biblia, zoquete!
-¿Aquí también hablan de los cinco infiernos?
-¡No digas tonterías! Solo hay un infierno.
-¿Cuál? ¿El de fuego?
-Sí, el de fuego -concedió-. Bendita paciencia… Anda, ponte esto y sal fuera a jugar.
-¿Qué es? -pregunté sosteniendo entre mis manos un collar con el colgante de una cruz.
-Es para que no parezcas un pagano. Cuando los niños paganos mueren, el Arcángel Uriel se lleva sus almas al Limbo.
-¿Qué es el Limbo?
-Es el infierno al que van las almas de los niños paganos.
-¿Pero no has dicho que solo hay un infierno? -me quejé.
-¡Basta de preguntas!
-¡Ay! -por alguna razón que no comprendía, me había ganado otro coscorrón.


Desperté en mi celda del barco pirata. Me quité el collar y lo observé un instante. “Ya no soy un niño”, me dije a mi mismo. Até el crucifijo a un barrote, donde quedó balanceándose, y volví a echarme a dormir.






sábado, 21 de enero de 2017

Kraken (6)

Había perdido la noción del tiempo. No tenía idea de cuánto llevaría encerrado, ni si sería de día o de noche.  Escuché la puerta de la bodega. Un pirata se acercó a la celda de enfrente. Llevaba una lámpara de aceite en una mano y un cuenco en la otra. Volví a ver los dos puntos brillantes en la rendija. El pirata abrió una diminuta compuerta, entre las tablas, introdujo el cuenco y la volvió a cerrar. Sin mediar palabra, volvió sobre sus pasos y desapareció. Me puse en pie, llegué a tientas hasta los barrotes de la puerta, apoyé la cabeza de lado sobre ellos y escuché. Dentro de aquella celda alguien bebía a sorbos.  

-¿Hola? -insistí. Los sorbidos cesaron momentáneamente-. Me llamo Nick. ¿Quién eres?

Quien quiera que estuviera allí no contestó y se limitó a sorber de nuevo. Ante mis ojos se prendió un fósforo. Retrocedí asustado. De nuevo el intendente y su pipa.

-No lo intentes -dijo-. Es inútil.
-¿Quién es? -pregunté.
-En realidad eso sólo lo sabe el capitán. El mismo día en que tomó el cargo, puso rumbo a un pueblo costero. Desembarcó junto a tres miembros de la tripulación y fueron directos a una taberna. Un borracho dormía apoyado sobre la barra. El capitán ordenó a dos de los hombres que lo inmovilizaran. Sin mediar palabra, sacó unas tenazas y un cuchillo, y le cortó la lengua. Luego lo mandó encerrar aquí  y nos dijo que cuando él o el prisionero murieran, encadenásemos al preso a un cañón y lo arrojáramos al mar.
-¿Cómo podéis seguir a un hombre tan cruel? -pregunté horrorizado por el relato.
-No juzgues al capitán por sus fantasmas. Todos tenemos los nuestros -señaló la celda de enfrente-. ¿Acaso tú conoces los suyos?

Permanecí en silencio hasta que mi estómago se quejó con sonoridad.

-Tengo hambre ¿Cuánto más voy a estar encerrado?
-Dos días. Coge esto -alcancé su mano a tientas. Parecía un trozo de pan duro. Tiré con avidez, pero él aún no lo soltó-. Tienes que empezar a adaptarte. Intenta no comértelo. Demuestra que eres fuerte.

Soltó el mendrugo y se marchó. Yo me senté y jugueteé unos instantes con el pan, pasándomelo de una mano a otra. Luego me tumbé en el suelo, ignoré el rugido de mis tripas e intenté dormir para olvidar el hambre.



jueves, 19 de enero de 2017

Kraken (5)


Esa noche soñé con Puerto Dorado y con mi madre. Ella tenía diez años menos y yo la miraba desde abajo mientras caminaba de su mano.

-¿Por qué tenemos que ir al templo? -pregunté.
-Se llama iglesia. Templos son los del culto pagano. Y tenemos que ir porque es lo que es lo que Dios quiere.
-¿Y la Diosa Madre también quiere? -inquirí.
-¡No seas ridículo! Eso también es del culto pagano. No hay ninguna Diosa Madre.
-Pero eso no puede ser. Tío John me contó que los Hijos...
-¡Cállate! Los Hijos tampoco existen. Bueno sí, pero solo uno, el Señor, que murió para redimir nuestros…
-¿Pero cómo va a haber un Hijo si no hay Diosa Madre?
-¡Basta de preguntas! -fue la respuesta, acompañada de un coscorrón propinado con la mano que tenía libre.
-¡Ay! -me quejé.





martes, 17 de enero de 2017

Kraken (4)

Me llevaron a una parte de la bodega que apestaba a humedad y orín. Consistía en un pasillo con celdas a los lados. La primera de la izquierda destacaba por estar toda ella recubierta con listones de madera. Me encerraron justo enfrente. La única fuente de iluminación provenía de una pequeña lámpara de aceite que sostenía uno de los piratas que me escoltaban. Antes de que los piratas desaparecieran, y con ellos la tenue luz de la lámpara, creí vislumbrar un par de ojos brillantes en una alargada grieta entre las tablas de la celda opuesta. Esperé unos segundos y saludé con un “¿Hola?” para confirmar si había alguien más allí encerrado. No hubo respuesta. Avancé a tientas hasta la pared y me senté con la espalda apoyada en la madera húmeda. Fui consciente de que ya nunca volvería a ver a mi madre o a mi tío, a mis amigos, a la hija del gobernador... Ya nunca llegaría a convertirme en general del ejército imperial. Todos mis sueños se habían esfumado. Comencé a llorar amargamente.
De súbito escuché el rechinar de la puerta de la bodega y unos pasos leves en la oscuridad. Sequé mis ojos, me puse en pie y permanecí alerta, en silencio. El sonido y resplandor de un fósforo al encenderse me sorprendieron. Dirigí la mirada hacia el foco de luz. El intendente estaba prendiendo su pipa. Me observó detenidamente mientras daba algunas caladas. Su único ojo brillaba cuando aspiraba y el paso de aire avivaba la combustión del tabaco en la cazoleta.

-Coge esto -dijo-. Y será mejor que la dosifiques.

Tomé a tientas una bota llena de agua. El intendente empezó a alejarse en la oscuridad.

-¿Por qué me ayudas? -pregunté. Él se detuvo.
-Si no lo hago, estarás muerto en menos de una semana.
-¿Pero por qué...?
-Basta de preguntas -soltó cortante. Y el sonido de sus pasos se apagó en la distancia.




domingo, 15 de enero de 2017

Kraken (3)

El trayecto en bote hasta el barco se me hizo una eternidad. Mi ciudad natal, de la que nunca en mi vida me había ausentado, empequeñecía con cada remada. El intendente estaba sentado a mi lado. Se desató un pañuelo que tenía atado al brazo derecho, desvelando el tatuaje de un trisquel compuesto por las espirales de tres garfios que formaban un triángulo con sus empuñaduras. Extendió el pañuelo hacia mí, acompañando el gesto con un susurro.

-Toma. Será mejor que te limpies la sangre de Otto de las manos. No conviene que los demás la vean.

Acepté el pañuelo y froté la sangre seca. Tuve que usar saliva para poder borrarla.
Finalmente llegamos a la embarcación, un balandro de cedro rojo con dos mástiles. Navegaba al pairo, esperando el regreso de los saqueadores. El capitán ordenó echar el ancla para que la nave fondease mientras izaban los botes. Empezamos a ascender por dos escalerillas de cuerda y madera. La mayoría de los piratas subían trabajosamente, cargando sacos llenos de tesoros. Cuando accedí a cubierta pude ver varios piratas apuntando en cuadernos el contenido de los sacos.

-Una gallina -decía uno de ellos-, lamentablemente muerta… Vaya, dos mosquetes imperiales.
-Había dos soldados en el mercado -aclaró el propietario del saco-. No tuvieron la menor oportunidad.
-Parece que ha sido un buen botín -dijo un tercero-. No entiendo por qué el intendente votó en contra del asalto…
-Encerrad al muchacho en la bodega -sentenció el capitán.

No opuse resistencia. En aquel momento sólo quería perder de vista a aquel montón de bárbaros. Sin embargo, eché una última ojeada a mi espalda y pude ver a un hercúleo pirata con una rodilla hincada ante el cuerpo de Otto, que yacía sin vida sobre la cubierta.




viernes, 13 de enero de 2017

Aviso para errantes


      Hola amig@s:

     Hoy tocaba entrada, pero como no he tenido tiempo de terminar la que tenía pensado publicar, he decidido ocupar el hueco para daros un aviso y una sorpresa:

     El aviso es que el irlandés se va una semana de viaje. Como no quería dejar abandonado el blog por falta de tiempo para escribir y aprovechando que los siguientes capítulos de Kraken son muy cortitos, he optado por programar una entrada cada dos días con un capítulo, desde el próximo domingo (15/01/17) hasta el sábado siguiente (21/01/17).

     ¿La sorpresa? pues he subido a Issuu la primera novela que escribí, allá hace casi 15 años. Podéis verla en línea y descargarla gratis. También la he subido a Amazon a un precio de 0,99€. ¿Por qué hago esto? pues porque aunque me es muy preciada por ser mi primera novela, por lo que significó para mí en una dura etapa de mi vida, y porque me llevó una labor de documentación bastante exhaustiva; no estoy del todo convencido de su calidad literaria. De modo que la dejo leer gratis, y quien crea que realmente ha merecido la pena, podrá comprarla después en Amazon a modo de ayuda o remuneración o como quiera llamarse.

     Y creo que eso es todo por el momento. Os dejo la portada (que improvisé ayer xD) para que hagais click y que os lleve al enlace:

Issuu:
https://issuu.com/seanlaochog/docs/demens 

Amazon:
https://www.amazon.es/dp/B01N4NLS4V/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1484308463&sr=8-1&keywords=demens
 













martes, 10 de enero de 2017

Kraken (2)

Tomé la precaución de llegar hasta mi casa a través del callejón. Hice bien, pues antes de llegar a la calle principal, ya pude ver algunos piratas corriendo hacia la calle de los artesanos. El ataque al fuerte era sin duda una táctica para que el menor número de soldados posible acudiera a impedir el saqueo. Al fin me asomé con cautela fuera del callejón. En medio de la calle había un grupo de piratas reunidos, como si se estuvieran organizando. Cada pocos segundos, varios de ellos salían corriendo y entraban en alguna de las casas aledañas. Me pregunté si habrían entrado en mi casa, y como respuesta, pude escuchar el grito de terror de mi madre a través de una ventana en el piso de arriba. Desenvaine mi puñal, me lo puse entre los dientes y comencé a trepar por la pared.   

Cuando llegué a la ventana, contemplé horrorizado la escena que tenía lugar en la habitación de mi madre. Un robusto pirata la sujetaba por el cuello, apretándola contra la cama, mientras con la otra mano se bajaba los pantalones.

Afortunadamente no me vio cuando accedí a través de la ventana. Tampoco cuando me acerqué por su espalda. Solo se percató de mi presencia cuando salté sobre él, le agarré por el cabello y tiré de su cabeza hacia atrás. Él me confundió con uno de sus compañeros.

-¡Yo la vi antes, hijo de...!

El final de la frase salió en forma de manantial de sangre a través de su garganta abierta, bañando el camisón de mi madre.

-¿Qué has hecho, hijo mío? -dijo al tiempo que se santiguaba.

Unos pasos apresurados llegaron desde la escalera, pero mi madre tuvo la entereza de librarse del peso muerto que la aplastaba y arrebatarme el cuchillo antes de que tres piratas entrasen en la habitación. “¡Otto está muerto!” gritó el primero, que comenzó a forcejear con mi madre para que soltara el puñal. Por su parte, los otros dos me redujeron sin mucho esfuerzo. Más pasos por las escaleras. Entró un hombre ataviado con sombrero de capitán y vestido todo de negro; un marinero alto y rollizo armado con un enorme mazo de madera; otro delgado que enseguida esbozó una sonrisa maliciosa al contemplar la escena; por último, vi fugazmente a otro pirata con un parche en el ojo derecho, pero apenas puso un pie en la habitación, su cara reflejó una repentina sorpresa, casi temor me atrevería a decir. Y abandonó el lugar.

-¡Por los cinco infiernos! ¿Qué significa esto? -rugió el capitán.
-¡Esa zorra se ha cargado a Otto! -gritó el marinero sonriente, y apuntó a mi madre con una pistola.
Capitaine! -exclamó el pirata rollizo-. ¿Ahora matamos mujeres y niños?
-Guardad el arma, señor Black -ordenó el capitán al momento

Lejos de obedecer, el pirata pasó a encañonarme a mí y avanzó unos pasos hasta que pude distinguir dos dientes de plata en su sonrisa.

-Han matado a Otto. Merecen un castigo. Además éste ya es un hombrecito.
-El capitaine dejó claro que quería un asalto rápido y sin distracciones -empezó el rollizo antes de sacar una pistola y apuntar al sonriente-. ¿Crees que ellos le bajaron los pantalones a Otto? ¡Murió por desobedecer las órdenes del capitán! ¿Quieres compartir su destino?
-¡Basta! -bramó el capitán- ¡Bajad las armas los dos! Louis, dame el mazo y carga  a Otto hasta los botes. Vosotros dos, llevaos al muchacho. Ocupará el lugar del muerto en la tripulación.
-¿Este saco de huesos? -preguntó el de los dientes de plata señalándome con la culata de la pistola-. No ocuparía ni uno de sus meñiques.
-¡Silencio! No quiero saber nada más de este asunto. Larguémonos de aquí -ordenó el capitán-. Estoy muy cansado...

Mi madre, aún inmovilizada, no paraba de intentar patear y arañar al pirata que la sostenía. El resto empezó a abandonar la habitación. Los dos piratas me llevaban en volandas mientras yo gritaba “¡Madre! ¡Soltadme malditos! ¡Lo siento, madre!”. Ella me contestó “¡Nicholas! ¡Confía en el Señor! Él te ayudará”.

Me arrastraron fuera de la casa. Junto a la puerta estaba el pirata del parche en el ojo. Parecía estar vomitando. El capitán le puso una mano en el hombro y soltó una carcajada.

-Vamos, señor Laoch, un poco de compostura. Cualquiera diría que es la primera vez que veis un muerto. Así no hacéis justicia alguna a vuestro apellido.

El pirata sonriente abandonó el edificio con el saco del botín en la mano. El del parche se lo arrebató y lo tiró al interior.

-Ya nos hemos llevado bastante de esta casa -dijo.
-¿Capitán? -preguntó el otro a modo de queja,  mirando desafiante al del parche.
-Muy, muy cansado… -se limitó a decir el capitán. Dio la vuelta y nos siguió.
-¡Vuelve a los botes Desmond! -ordenó el del parche.
-Sí, señor intendente.

Continué mirando hacia la casa esperando poder ver a mi madre una última vez. Entretanto, el grupo de piratas continuó dialogando.

-Capitán, ¿creéis que es buena idea lo del muchacho? -preguntó el intendente.
-En cuanto Bruto se entere de cómo ha muerto su hermano -dijo Desmond Black-, le arrancará la piel y se hará unos guantes.
          -El chico será uno de los nuestros -concluyó el capitán-. Bruto tendrá que respetar el código. El que ataque en el barco a otro miembro de la tripulación pasará por la quilla.






domingo, 8 de enero de 2017

Rick y Morty

     Hoy vengo a hablaros de la última serie de dibujos animados que he visto: Rick y Morty, creada por Justin Roiland y Dan Harmon para la cadena de televisión estadounidense Adult Swim, que narra las desventuras de Rick, un científico alcohólico, y su nieto Morty.


     Como curiosidad, el antecedente de la serie es un cortometraje llamado Doc and Mharti, animado por Roiland, y que parodia a los protagonistas de Regreso al futuro, Doc y Marty.




     Antes de continuar, para que nadie me culpe de traumatizar a sus hijos, debo decir que se trata de dibujos para adultos, cargados de palabrotas y violencia explícita, pero con un tratamiento de los viajes espaciales, universos paralelos, personajes extraterrestres... Digno (en mi humilde opinión) de competir con Doctor Who.


Argumento:

     Rick Sanchez es un genio científico alcohólico que se muda a la casa de su hija Beth, y que se lleva de viajes estelares a su nieto Morty cuando se aburre de realizar los más disparatados experimentos (un collar para que el perro no haga sus necesidades en la alfombra, sino que vaya al baño y tire de la cadena; o un clon humano con el ADN de Abraham Lincoln y Adolf Hitler, llamado Abradolf Lincler). Morty, en un principio abrumado por todos los misterios del universo que le muestra su abuelo, irá ganando confianza poco a poco y se acabará acostumbrando hasta llegar a combatir los grandes peligros en los que se ve envuelto a causa de sus aventuras (no menos disparatadas que los experimentos de Rick. Me viene por ejemplo a la mente un capítulo en el que se mezcla de forma magistral la película Origen con Pesadilla en Elm Street)


Personajes:

     Los personajes principales son la familia Smith (Beth, su marido Jerry, sus dos hijos Morty y Summer, y el abuelo Rick). Con el paso de los capítulos, el resto de la familia se irá viendo involucrada en las disparatadas aventuras espaciales. Es el caso del capítulo en que Jerry, que se niega a admitir que Plutón no es un planeta, es invitado por los "plutonianos" y recibido como un héroe. O cuando la familia al completo, perseguida por las autoridades espaciales, se ve obligada a buscar otro planeta en el que vivir como forajidos.


Otras curiosidades:

     No quisiera terminar este post sin recomendaros que, si pasáis del episodio piloto, esperéis hasta después de los breves créditos, ya que en todos los capítulos salvo el primero mencionado, los creadores rematan con una pequeña escena extra relacionada con la trama del capítulo.

     También os enlazo a youtube para que podais ver el divertido crossover con la que probablemente sea la serie de dibujos animados más vista en nuestro país, Los Simpsons (click en la imagen para verlo).

https://www.youtube.com/watch?v=U8-uh1R4yEg

     Y nada más por hoy. Me despido de vosotros con el peculiar saludo inventado por Rick: "Paz entre los mundos".








viernes, 6 de enero de 2017

Reseña de "El dragón de hielo", de George R.R, Martin




Sinopsis:
     Todos en la aldea coinciden: Adara es una niña rara, una niña del invierno. Nació durante la peor helada que se recuerda, y el frío se quedó para siempre con ella. Es fácil verla pasear sola por los campos helados o construir imaginarios castillos de arena y hielo, Nadie lo sabe, pero espera, impaciente, la visita del dragón de hielo. Adara no puede entender por qué todos le temen tanto si para ella es su mejor compañero de juegos. Con él se olvida de que el eterno enemigo del norte se acerca peligrosamente a la aldea y que lo mejor sería huir a las tierras cálidas del sur...
     George R.R. Martin, mundialmente conocido por su saga de literatura fantástica Canción de hielo y fuego, nos ofrece este conmovedor relato de una amistad que puede con todas las barreras. 



Opinión:

     Normalmente, llegadas las fechas navideñas, me gusta leer algo ligero. Este año, con un par de novelas a medias, manuales de cursos pendientes y otras lecturas que me comprometían, se me ocurrió releer El dragón de hielo, ya que además quería reseñarlo y casi me había olvidado totalmente del argumento. Solo recordaba la sensación de terminarlo con pena por quedarme con ganas de más, quizá debido a que las otras obras que había leído del autor (Canción de hielo y fuego y El sueño del fevre) eran de mayor extensión. Tras releer este bonito cuento en hora y media (si llega), he vuelto a quedarme con esa sensación, aunque con el consuelo, al igual que su protagonista, Adara, de que el invierno ya está aquí y pronto nevará y podré salir a dar largos paseos por el bosque con mi perro mientras él disfruta comiendo nieve y retozando sobre ella.

     En resumidas cuentas, diría que es una obra ideal tanto para adultos como para niños. Podríamos decir que incluso de actualidad en un mundo en el que las continuas guerras provocan miles de muertos y refugiados, a pesar de que este no sea el tema principal de su argumento. 

     Os aconsejo que lo compréis y lo guardéis en el salón, a la espera de una de esas largas tardes de invierno en las que uno no sabe qué hacer. Entonces, preparad una taza de chocolate caliente, sentaos cerca de la chimenea (si con suerte disponéis de una. Yo echo mucho de menos la de mi antigua casa...) y casi os garantizo que con El dragón de hielo pasaréis un rato de lo más agradable. 


martes, 3 de enero de 2017

Kraken (1)

Hacía una bonita mañana despejada en Puerto Dorado. Las casas de la colonia más floreciente del Nuevo Mundo no eran de oro, pero aún así las paredes de granito amarillo reflejaban vivamente la luz del sol. Tanto, que cuando salí de casa para dirigirme hacia el fuerte pensé que me quedaría ciego antes de llegar.

La casa donde vivía con mi madre se encontraba en la calle del mercado. Ella me contó en cierta ocasión que después de que mi padre nos abandonara, le resultaba insoportable permanecer en nuestra antigua casa, de modo que con la ayuda de su hermano, mi tío John, consiguió comprar nuestra actual vivienda, con la intención de dedicarse a hornear pan diariamente para venderlo en la misma puerta. Desde hacía cuatro años, cuando cumplí los doce, mi madre me puso a cargo del puesto. Había repetido tantas veces la frase “¡Panes a dos quartillos la pieza!”, que a menudo la gritaba hasta en mis sueños.

Por fortuna aquel día era domingo y estaba libre de mi tarea ya que mi madre, fiel devota del “culto al redentor”, se pasaba la jornada entre celebraciones religiosas y reuniones a las que me había arrastrado hasta hacía un par de años. A pesar de mi evidente falta de interés, ella insistía todavía cada semana en que participara en el culto y, cuando me negaba, se pasaba horas enfurruñada y durante la comida me soltaba grandilocuentes discursos acerca del pecado de la pereza o el descuido de nuestras obligaciones para con el Señor.

“Hoy no habrá discursos”, me animé mientras atravesaba la calle de los artesanos. John comería en casa aquel día y en esas ocasiones no solía hablarse de religión. John era comandante del ejército imperial y consideraba que el amor a Dios no era en absoluto comparable con el amor al Imperio. Convencer a John Sullivan de que Dios estaba por encima del Imperio era lo mismo que convencer a Diana Sullivan de lo contrario, de modo que habían firmado una tregua.

Desgraciadamente John no comía en casa tan a menudo como me hubiera gustado. Solo en ocasiones como aquella, domingos en los que el grueso del ejército se encontraba fuera de la ciudad para defender las minas de oro y plata de los ataques de los salvajes. John siempre se quejaba de que era él quien debía ir y comandar a los hombres en lugar de quedarse a proteger el fuerte, pero que el general Hopkins insistía en hacerlo personalmente porque así él no podría ganar méritos y acceder a su puesto. John ansiaba convertirse en general, como lo había sido su padre. Podría decirse que era su meta en la vida. Y saltarse algunas normas como ausentarse del fuerte para comer con su hermana y su sobrino era una de las pequeñas venganzas que se tomaba contra su futuro predecesor.

Para cuando accedí al patio de armas del fuerte, John me estaba esperando, batiéndose en duelo contra un rival invisible. A pesar de que se encontraba de espaldas a mí, me saludó en cuanto me acerqué:

-Llegas tarde.
-Mi madre intentó convencerme de que asistiera con ella al culto -era la excusa mágica.
-Las batallas no se ganan rezando. Recuérdalo, Nicholas.

Cogí la espada de entrenamiento que había en el suelo y empezó el baile. John siempre comenzaba dándome cierta ventaja, como si se tratara de un pre-entrenamiento, pero pronto dio paso a los deslizamientos, las fintas y las flechas. A sus treinta y cuatro años parecía conservar intactos sus reflejos, y por más que yo mejorase, todavía no había conseguido desarmarle nunca.

Conseguí mantener el tipo durante un buen rato, hasta que una risa lejana captó mi atención. Un segundo después de que desviara la mirada hacia el balcón del que provenía el sonido, mi espada volaba para caer en el suelo a tres metros de mi alcance.

John, suspicaz, echó un vistazo al balcón donde la hija del gobernador permanecía sentada mientras una de sus sirvientas le peinaba el cabello. Luego me lanzó una mirada severa.

-Si algún día te encuentras en una pelea de verdad, espero que la hija del gobernador no ande cerca.
-Lo siento, tío John -me disculpé mientras sentía el rubor en mis mejillas. Él me dedicó una sonrisa comprensiva.
-No importa. Pero deberías poner los pies en la tierra. No estás a su altura. Dudo que puedas interesarle.
-Tampoco estoy seguro de que no le interese. De lo contrario ella no permitiría que yo viniera al fuerte.

John soltó una carcajada y continuó hablando al tiempo que retomaba el combate contra su rival invisible:

-Tanto optimismo solo te traerá problemas y decepciones. Y no des por hecho que tu presencia en el fuerte dependa de los caprichos de esa muchacha. El gobernador sentía gran aprecio por tu abuelo. El nombre de James Sullivan todavía significa mucho entre estos muros. ¿Alguna vez te he hablado de él?
-¿Del mejor general del Imperio de todos los tiempos? -pregunté a mi vez con ironía-. No, nunca…
-Menos burlas, muchacho -me reprendió mientras yo recogía la espada de entrenamiento-. Si no fuera por tu abuelo, el Imperio no contaría ni con la mitad de las colonias que posee.
-¿Y no deberías ser tú entonces ahora el general?
-El rango de general no se transmite por línea de sangre, como esas obsoletas monarquías del Viejo Continente. Hay que ganárselo. Pero es difícil cuando a uno le niegan constantemente la oportunidad. Hopkins me la tiene jurada. Y pensar que mi padre y él eran como hermanos…

Al oír hablar de mi abuelo materno, sentí curiosidad por saber más acerca de mis antepasados por parte de padre. Sabía que todo lo que tuviera que ver con él incomodaba a John, y mi madre entristecía cada vez que le sacaba el tema. así que probé suerte:

-¿Y qué hay de mi otro abuelo?
-Mmm -comenzó visiblemente irritado-. No le conocí. Creo que era marino mercante.
-¿Igual que mi padre? -me aventuré con osadía, aunque con la mirada baja.
-Ya sabes que no me gusta hablar de tu padre -el tono de su voz indicaba que estaba realmente molesto-. Él os abandonó a tu madre y a ti. Alguien así no merece ser recordado, ¿no te parece?
-Supongo… -asentí un poco decepcionado. Entonces alcé la espada en posición de ataque-. Algún día yo seré general del Imperio y todos me recordarán.

           John cambió el semblante, complacido.

           -¿Antes que yo? -sin previo aviso, reinició el combate- ¡Ni lo sueñes!


            Las risas no duraron mucho. De forma inesperada, John bajó la guardia un instante. Pensé que era su estratagema favorita: bajaba la guardia de modo que yo sentía la necesidad de mirar a mi alrededor buscando una explicación a su comportamiento, momento que él aprovechaba para desarmarme. Pero no era el caso. Fue entonces cuando escuché varias lejanas explosiones, seguidas de fuertes silbidos. Las balas de cañón empezaron a estrellarse contra la muralla y el edificio interior del fuerte. La campana de alarma no tardó en repicar. “¡Piratas!”, gritó uno de los soldados desde la muralla.

            -¡A cubierto! -gritó John. Luego me instó-. ¡Ve con tu madre!

            Arrojé a un lado la espada y corrí como alma que lleva el diablo mientras me llegaban los ecos de la voz de John dando órdenes a los soldados que acudían al patio:

           -¡A los cañones! ¡Responded al fuego!
           -¡Comandante! ¡No hay suficientes hombres para defender el fuerte y la ciudad al mismo tiempo!
           -¡Maldición!