jueves, 29 de diciembre de 2016

Reseña de "Belleza Oculta" (película de David Frankel)

 
     Sinopsis (Sensacine.com):

     Howard Inlet (Will Smith) es un brillante y exitoso ejecutivo de publicidad de Nueva York. Su vida cambia drásticamente cuando una tragedia personal le golpea con fuerza, haciendo que se suma en una profunda espiral de depresión. Aunque sus compañeros más cercanos harán lo posible para lograr que se anime y salga de su letargo, no será tarea fácil. Por ello pondrán en marcha un plan poco convencional, que obligará a Howard a afrontar su sufrimiento de una manera sorprendente y profundamente humana. Pero este plan también traerá consigo resultados imprevistos.

   
     Opinión:

     Ayer vi Belleza oculta. De estas veces que vas al cine a ver una película sin haber visto antes las críticas de turno. Salí bastante contento a pesar del dolor de cuello por estar en primera fila (se ve que el precio reducido funciona para llenar salas. Guiño, guiño).

     Esta mañana me sorprendo al ver las críticas vertidas en Filmaffinity. Manual de autoayuda, ridícula, manipulación sentimental... son algunos de los calificativos.

     No criticaré a los críticos, entiendo que ellos entienden de estas cosas y respeto su trabajo. Pero si hubiera leído esos comentarios antes de ir al cine, habría ido predispuesto y no habría salido igual de la sala. Lo sé porque me ha ocurrido varias veces. Y eso me molesta.

     Luego están las reseñas de blogs, algunas de las cuales me parecen bastante pueriles. Me da la sensación de que sus autores han visto los dos o tres trabajos anteriores del director en Filmaffinity (y quizá las críticas de los críticos), y con esa información han dado rienda suelta a su criticabili... perdón, quería decir creatividad. Hay hasta quienes parecen tildarlo "de poca monta" (quizá algunos de ellos en otro tiempo contaran maravillas de Hermanos de sangre o El séquito).

     En fin, es Navidad y no quiero llenar mi blog con la negatividad de otras personas. Me valdría yo solito para hacer eso y no creo que la mayoría de la gente pase demasiado tiempo en sitios que no les inspiren sensaciones positivas. Así que reitero que me gustó. Me retrotrajo al Cuento de Navidad de Dickens y me hizo reflexionar sobre esos tres grandes temas: el Amor, el Tiempo y la Muerte; a los que rara vez solemos prestar la debida atención.

     Un último consejo: no abuséis de ver las críticas antes de ir al cine. Es verdad que a veces ayudan a evitarte un disgusto, pero otras precisamente te causan el disgusto. Si con todo veis las malas críticas y aún así decidís ver la película, tratad de buscar la "Belleza colateral".

     Un saludo


sábado, 24 de diciembre de 2016

Miscelánea y revista digital Imaginarios

     Ayer se me ocurrió la idea de añadir una sección de miscelánea en la que dar cabida a temáticas fuera de la literatura narrativa estricta. Estoy hablando sobre todo de otras de mis aficiones como Cine, Series, Dibujos Animados, Anime, Manga, Cómic, Videojuegos, Deportes, Cocina...

     Creo que una buena forma de inaugurar la sección puede ser compartiendo con vosotros la revista digital Imaginarios, que aglutina bastantes de estas temáticas. Es una revista que dejó de publicarse hace algún tiempo, pero de la que fui colaborador y guardo muy buen recuerdo ya que gracias a ella conocí gente maravillosa con la que compartí grandes momentos.

     Aunque la información sobre novedades de publicaciones esté bastante obsoleta, quizá encontreis algún artículo que os guste, grupo musical que no conociérais o cosas por el estilo. Espero que la disfrutéis.

     Un saludo.


Click en la imagen para acceder a lectura online y descarga de números:

Imaginarios


viernes, 23 de diciembre de 2016

Reseña de "1984", de George Orwell

     Sinopsis:

     Londres, 1984: Winston Smith decide rebelarse ante un gobierno totalitario que controla cada uno de los movimientos de sus ciudadanos y castiga incluso a aquellos que delinquen con el pensamiento. Consciente de las terribles consecuencias que puede acarrear la disidencia, Winston se une a la ambigua Hermandad por mediación del líder O'Brien. Paulatinamente, sin embargo, nuestro protagonista va comprendiendo que ni la Hermandad ni O'Brien son lo que aparentan, y que la rebelión, al cabo, quizá sea un objetivo inalcanzable.
     Por su magnífico análisis del poder de las relaciones y dependencias que crea en los individuos, 1984 es una de las novelas más inquietantes y atractivas del siglo XX.


     1984 es una de las tres grandes distopías de la literatura contemporánea junto con Un mundo feliz, de Aldous Huxley (próxima reseña), y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury (pendiente de leer), publicadas entre 1932 y 1953.

     Como curiosidad, su título original iba a ser El último hombre en Europa, pero tuvo que ser modificado por motivos editoriales, debiéndose probablemente el título final a la decisión un tanto aleatoria de cambiar el orden de las dos últimas cifras de su año de publicación, 1948.

     1984 es el último libro escrito por George Orwell (ya enfermo de una tuberculosis que acabaría con su vida en 1950), y para muchos está considarado como su obra más influyente.

     En esta novela, Orwell nos presenta un mundo compuesto por tres Superestados: Eurasia, Asia Oriental y Oceanía. Estas tres grandes potencias se encuentran permanentemente en guerra, pero no porque quieran conquistarse unas a otras (misión impensable dada la inmensa magnitud de todas ellas), sino para mantener la paz dentro de sus fronteras (sus ciudadanos permanecerán unidos ante la presencia de un enemigo exterior).


     Para entender la novela, tenemos que tener presentes los siguientes conceptos: 

     Ingsoc: abreviatura de socialismo inglés, se trata de la ideología del Partido que controla Oceanía (Estado en el que tiene lugar la narración).

      Doblepensar: consiste en la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente. Es el recurso empleado por el Partido para detener el curso de la Historia. De esta forma, si por ejemplo Oceanía deja de ser aliada de Eurasia y pasa combatirla aliándose con Asia Oriental, el doblepensar permite a los ciudadanos de Oceanía asumir que en realidad ésta siempre ha estado en guerra con Eurasia y ha sido aliada de Asia Oriental. En definitiva, gracias al doblepensar los ciudadanos aceptan la "verdad" que dicte el Partido, sea cual sea, sin cuestionarse que las cosas hayan sido nunca de otra manera. Otro buen ejemplo lo componen las consignas del Partido: La Guerra es la Paz, La Libertad es la Esclavitud, La Ignorancia es la Fuerza.

     Neolengua: es uno de los pilares básicos del régimen totalitario del Partido. Su objetivo es dominar el pensamiento de los ciudadanos de Oceanía, ya que si algo no puede ser dicho, entonces tampoco podrá ser pensado. Así, se eliminará a lo largo de las generaciones todo vocablo que pueda perjudicar al los intereses del régimen, como la palabra Libertad, o los significados no deseados de cualesquiera otras palabras.


     Los estamentos que componen la sociedad de Oceanía son los siguientes:

      Proletarios: gente humilde que compone el grueso de la población, trabajadores que sostienen sobre sus hombros el peso de una sociedad injusta contra la que no se rebelan porque viven alienados. (La historia de siempre. En este caso los instrumentos alienantes son el miedo y el odio, a diferencia de Un mundo feliz donde el instrumento alienante es el placer).

     Partido Exterior: por encima de los "proles", los miembros del partido exterior son los empleados de los Ministerios. Actúan bajo las órdenes del Partido Interior, que los controla en todo momento, hasta el punto de escuchados y observados mientras duermen en sus casas a través de micrófonos y "telepantallas".  Mención especial merecen estos Ministerios cuyos nombres presentan grandes contradicciones: El Ministerio de la Paz se encarga de los asuntos de la guerra; el Ministerio del Amor es donde se encierra y tortura a los disidentes del régimen; el Ministerio de la Abundancia es el encargado de repartir los escasos bienes, ya que la mayor parte de los recursos se destinan a la guerra; y el Ministerio de la Verdad (donde trabaja Winston), se encarga manipular los hechos para que parezca que todo siempre ha ocurrido según los dictámenes del régimen.

     Partido Interior: es el cerebro del Partido, quien dicta las normas. Juez, jurado y verdugo.

     El Gran Hermano: es el presunto líder del Partido. Una figura elevada al nivel de Dios, a quien los ciudadanos han de adorar y agradecer por todo lo bueno que hay en sus vidas, es decir, la constante guerra, el hambre y demás miserias.

     Si queréis conocer otras obras de este estilo, desde la web El Placer de la Lectura nos proponen una lista con las 15 mejores distopías de la literatura, encabezada por 1984 y que además cuenta con otra de su más afamadas obras (y que yo también recomiendo), Rebelión en la granja.



Prólogo de la novela Kraken (0)

   
     Era una pesadilla. El joven Nicholas Drake se vio a sí mismo envuelto en el fragor de la batalla aquel funesto día. Había tantos soldados del Imperio que apenas distinguía a sus compañeros entre las casacas doradas. Sí pudo ver, sin embargo, al marinero pelirrojo con el trébol tatuado en el brazo y armado con un alfanje ensangrentado.

    Como en todo sueño, la acción se trasladó repentinamente a otro lugar, a otro momento. Drake permanecía en pie, desarmado, sobre un largo tablón de madera clavado en la borda. Frente a él, el nuevo capitán del Kraken, con el estoque en alto, le obligaba a retroceder. A su espalda, un escarpado acantilado.

    La embarcación avanzaba lentamente. Y lentamente Nick retrocedía. A cada paso el tablón oscilaba peligrosamente. Cuando llegó al borde, observó el vacío. En el fondo, agua y rocas.

    -Será mejor que saltes, amigo -dijo el capitán.

    Y saltó. La imagen de una joven de piel cobriza, ojos oscuros y mirada traviesa; apareció en su mente como un destello. Entonces Drake despertó. Abrió sus ojos, unos ojos verdes que casi desentonaban en aquella parte del mundo, unos ojos que no había heredado de su madre y que ahora sabía que de su padre tampoco. Deseó haber seguido en sus pesadillas. Ni siquiera se movió. Continuó tumbado boca arriba en la arena de la playa. La luz del amanecer era aún tenue. miró al firmamento. Ya casi no se percibían las estrellas, aunque sí las dos lunas, que casualmente estaban a punto de alinearse. Contempló el fenómeno hasta que los dos astros continuaron cada uno por su camino y volvió a cerrar los ojos.


    No habría sabido decir cuánto tiempo había transcurrido hasta que un lejano “¡Hola!” le sobresaltó. Se incorporó, y el sol naciente cegó sus ojos. Se preguntó por un instante si ya habría empezado a volverse loco, pero no creía que cinco días fueran suficientes para que un hombre abandonado en una isla desierta enloqueciera. Hizo visera con una mano para comprobar si algo o alguien se acercaba a la orilla desde donde parecía haber surgido aquella  voz. Y en efecto, un pequeño esquife se dirigía hacia él desde esa dirección.

    Nick se frotó los ojos y se puso en pie. Trató de atisbar mejor el bote. La figura de un hombre en la proa alzaba un brazo a modo de saludo. Él, todavía algo aturdido, se lo devolvió.

    -¿Estáis bien, joven?

    Se disponía a responder cuando distinguió la indumentaria de los ocupantes del bote. Eran soldados del Imperio. Cinco en total. Dos de ellos remaban; otros dos sostenían sendos mosquetes; y por último, el capitán. Había reconocido su rango a pesar de que llevaba la cabeza descubierta, sin el pomposo sombrero que completaba el uniforme.  

    Con un gesto rápido, Drake desató el nudo del pañuelo en su nuca, descubriendo un cabello rubio también impropio de las colonias; se lo ató a la muñeca derecha mientras caminaba hacia la orilla. Los soldados que remaban saltaron del bote para remolcarlo los últimos metros hasta la arena. El capitán pisó tierra al fin y volvió a hablar:

    -Buenos días -saludó de nuevo-. Ignoraba que este islote estuviera habitado.

    Cuando estuvo junto a Drake, el capitán extendió su mano izquierda. Él se la estrechó.

    -Capitán Bruno Cortés -se presentó con el orgullo de un líder que aún no ha conocido la derrota-. Decidme, joven, ¿qué suerte os ha traído hasta aquí?
    -Es una larga historia, señor.
    -¡Excelente! Eso amenizará nuestra travesía. Aún queda un buen trecho hasta nuestro destino. A menos que prefiráis permanecer aquí, señor...
    -Samuel Rivas, a su servicio, señor. Iré con gusto, señor.


    A medida que se acercaban a la embarcación principal, ésta parecía más imponente y majestuosa. Un enorme galeón imperial, de aquellos que solían escoltar las naves cargadas de riquezas hasta el Viejo Continente.

    -Servía en el mercante Dama Risueña, Señor -comenzó a narrar Drake-. Fuimos atacados por piratas hará una semana, cuando nos dirigíamos a la Capital.
    -Toda una tragedia, según los rumores -apuntó el capitán-. Se cuenta que hubo una gran refriega. ¿Es cierto que os abordó el Kraken?
    -Sinceramente no lo sé, señor. Yo dormía cuando empezaron los cañonazos. Me armé y subí a cubierta, pero no hice más que salir por la escotilla cuando recibí un fuerte golpe en la cabeza. Lo siguiente que recuerdo es el tacto del agua cuando la nave terminaba de hundirse. Conseguí sujetarme a un tablón suelto y así llegué hasta la isla.
    -Podéis consideraros afortunado -continuó el capitán-. Hace tres días recogimos a otro tripulante del Dama. Entre delirios murmuró algo sobre el Kraken y después perdió el conocimiento. Está muy malherido. El galeno no cree que aguante mucho...


    Drake accedió a la cubierta del galeón a través de una escalerilla. Dos docenas de miradas desconfiadas le dieron la bienvenida. Se preguntó si sería por el color de su piel, de por sí levemente más oscuro de lo habitual en la Capitál, pero no tanto como el de los salvajes y la mayoría de los mestizos, aunque tras cinco días tumbado al sol su tez había ganado varios tonos. Un hombre de mediana edad se le acercó y extendió los brazos hacia su rostro. Él se apartó con desdén.

    -Tranquilo, muchacho -escuchó al capitán a su espalda-. Este es Basilio, el galeno. Deja que te examine.

    -Cirujano, mi capitán -corrigió Basilio con cierto enojo mientras comprobaba las pupilas de Drake-. Su estado es bueno. Solo está un poco deshidratado.
   
    Basilio reparó en el pañuelo atado al brazo.

    -¿Estáis herido?
    -Solo un rasguño -respondió rápidamente Drake al tiempo que sujetaba el pañuelo con la otra mano para evitar la curiosidad del cirujano.
    -¡Dejad de agobiarlo, galeno! -espetó el capitán- Y acompañadlo al comedor. Estaréis hambriento... Comed y descansad, señor Rivas. Continuaremos hablando cuando os hayáis repuesto -en este punto, el capitán extendió sus brazos como si tratara de abarcar la totalidad de la embarcación-. Bienvenido a la Custodia.

    Basilio acompañó a Nicholas hacia la escotilla. Aún no la habían cruzado cuando el capitán se dirigió a dos de sus hombres y ordenó:

    -No le quitéis los ojos de encima.


    El comedor no estaba demasiado concurrido. La mayoría de la tripulación ya había desayunado. Solo quedaban algunos marineros del turno de noche que no tenían prisa por irse a dormir. Basilio pidió un plato de comida al cocinero y tomaron asiento. Momentos después entraron dos soldados y pidieron café.

    -Galeno... -se quejó el cirujano-. ¡No me pasé ocho años estudiando medicina para que me traten como a un vulgar matasanos!

    Drake parecía demasiado ocupado devorando un muslo de pollo como para prestar atención. Pero entonces recordó las palabras del capitán.

    -¿Qué hay del otro tripulante del Dama? -preguntó.
    -Me temo que la Hija Salada no ha sido propicia con él. Su vida está ahora en manos del Padre. Os llevaré luego a la enfermería para que lo reconozcáis.


    La enfermería era bastante sencilla. Un par de catres con sendos jergones de paja y algunos materiales quirúrgicos bastante rudimentarios entre los que no faltaba la tristemente familiar sierra para amputar miembros gangrenados.

    Sobre uno de los jergones permanecía inmóvil el marinero. “También es casualidad” pensó Drake cuando distinguió el trébol verde tatuado en el brazo. Sus cabellos cobrizos estaban cubiertos por un aparatoso vendaje y una compresa tapaba su torso allí donde cinco días atrás él mismo había hundido su estoque casi hasta la empuñadura.

    Basilio carraspeó. Era obvio que esperaba información acerca del marinero. Drake tuvo que improvisar:

    -Le llamábamos Verderín. Era de Isla Esmeralda. No lo conocía demasiado.

    “¡Todo a estribor!”, rugió la voz del capitán al otro lado de la tronera. Por alguna razón o capricho había decidido cambiar bruscamente el rumbo. “Perfecto” pensó Drake. En cuanto la embarcación se tambaleó, fingió un mareo que esperaba le salvase de recibir más preguntas incómodas. El cirujano reaccionó pronto y lo sostuvo.

    -¿Estáis bien, muchacho?
    -Sí. Un poco mareado, es todo. Llevaba tres días sin probar bocado. Creo que el pollo se me va a indigestar.

    Basilio señaló el catre vacío.

    -Sentaos un momento. Os prepararé una infusión. Si me lo permitís, le pondré un poco de valeriana para que conciliéis el sueño.
    -Eso suena bien.

    Apenas salió de la enfermería, el cirujano se topó con dos soldados.

    -¿Y a vosotros qué os ocurre? -preguntó de mal genio Basilio. No le agradaba tratar con los soldados.
    -Esto... La cabeza -empezó uno-. Me duele mucho la cabeza.
    -Bien, daos un paseo por cubierta y si en diez minutos no se os pasa os daré una infusión de jengibre.
    -¡Puaj!


    Tan pronto como los pasos se apagaron, Nick se levantó del catre y, sacando de entre sus ropas un cuchillo todavía manchado de grasa de pollo, se acercó al desdichado marinero. Cuando desplazó la compresa, el moribundo apenas se movió, y un rápido vistazo a la herida convenció a Drake de que no sería necesario acelerar el proceso. Aquel hombre nunca despertaría.

    Con la mirada perdida, Drake escondió de nuevo el cuchillo y volvió a sentarse en el catre. Desató el nudo del pañuelo que ocultaba su auténtico apellido tatuado en el brazo y extendió la prenda ante sí. Una calavera con parche en su cuenca derecha y un pañuelo rojo atado sobre el cráneo le sonreía. En el reverso, ondeaba el emblema del Kraken, insignia que llevaba décadas atemorizando prácticamente a todo hombre sobre una embarcación en aquellas aguas.

    Drake quería llorar, pero las lágrimas no llegaban a sus ojos. No lloraba desde el día en que se convirtió en hombre, el mismo día en que se convirtió en pirata. Recordaba perfectamente aquel día, aunque no conseguía recordar el momento en que había dejado de ser Humano.

    En el vano de la puerta de la enfermería, un vaso cerámico con una infusión de valeriana en su interior cayó al suelo y se hizo añicos.





Kraken (novela por capítulos)

     Se trata de una historia de piratas al estilo de las aventuras del mar Caribe, pero en un mundo inventado o más bien universo paralelo. Consiste en la adaptación a novela de mi guión homónimo (Kraken: la leyenda de un pirata), dada mi incapacidad para encontrar un dibujante con el que colaborar para dar vida al proyecto.

     Al tener algo avanzado el guión,  espero no tardar demasiado en ir publicando los primeros capítulos de la novela.

     En cuanto al argumento, podría resumirse así:

     "Durante un asalto pirata a su localidad natal, el jóven Nicholas Drake es raptado por la tripulación del Kraken, la embarcación más temida de todo mar conocido. 

     Abandonado por su padre al poco tiempo de nacer, la educación de Drake corrió a cargo de su madre, Diana Sullivan, una mujer profundamente religiosa; y su tío, John Sullivan, comandante del ejército del Imperio. 

     Como es de suponer, Nick necesitará olvidar casi todo lo que ha aprendido hasta ahora si quiere sobrevivir en el nuevo mundo en que acaba de embarcarse."

Acceso directo al prólogo

Solo una cosa más: si eres dibujante, te gusta la novela y quieres echarle un vistazo al guión, puedes contactar conmigo. 

Presentación del blog

     Uno más de tantos blogs literarios, con sus reseñas, opiniones, etc. Y con la particularidad de que iré publicando mi novela (Kraken) por capítulos. Espero que si algún/a errante pasa por aquí y se aficiona, me anime a seguir escribiendo, ya que suelo tener malas rachas que me hacen perder la constancia.

     No me extiendo más, pues si consigo dedicarle tiempo al blog, ya habrá suficiente lectura. Espero que os guste. Un saludo