viernes, 23 de diciembre de 2016

Reseña de "1984", de George Orwell

     Sinopsis:

     Londres, 1984: Winston Smith decide rebelarse ante un gobierno totalitario que controla cada uno de los movimientos de sus ciudadanos y castiga incluso a aquellos que delinquen con el pensamiento. Consciente de las terribles consecuencias que puede acarrear la disidencia, Winston se une a la ambigua Hermandad por mediación del líder O'Brien. Paulatinamente, sin embargo, nuestro protagonista va comprendiendo que ni la Hermandad ni O'Brien son lo que aparentan, y que la rebelión, al cabo, quizá sea un objetivo inalcanzable.
     Por su magnífico análisis del poder de las relaciones y dependencias que crea en los individuos, 1984 es una de las novelas más inquietantes y atractivas del siglo XX.


     1984 es una de las tres grandes distopías de la literatura contemporánea junto con Un mundo feliz, de Aldous Huxley (próxima reseña), y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury (pendiente de leer), publicadas entre 1932 y 1953.

     Como curiosidad, su título original iba a ser El último hombre en Europa, pero tuvo que ser modificado por motivos editoriales, debiéndose probablemente el título final a la decisión un tanto aleatoria de cambiar el orden de las dos últimas cifras de su año de publicación, 1948.

     1984 es el último libro escrito por George Orwell (ya enfermo de una tuberculosis que acabaría con su vida en 1950), y para muchos está considarado como su obra más influyente.

     En esta novela, Orwell nos presenta un mundo compuesto por tres Superestados: Eurasia, Asia Oriental y Oceanía. Estas tres grandes potencias se encuentran permanentemente en guerra, pero no porque quieran conquistarse unas a otras (misión impensable dada la inmensa magnitud de todas ellas), sino para mantener la paz dentro de sus fronteras (sus ciudadanos permanecerán unidos ante la presencia de un enemigo exterior).


     Para entender la novela, tenemos que tener presentes los siguientes conceptos: 

     Ingsoc: abreviatura de socialismo inglés, se trata de la ideología del Partido que controla Oceanía (Estado en el que tiene lugar la narración).

      Doblepensar: consiste en la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente. Es el recurso empleado por el Partido para detener el curso de la Historia. De esta forma, si por ejemplo Oceanía deja de ser aliada de Eurasia y pasa combatirla aliándose con Asia Oriental, el doblepensar permite a los ciudadanos de Oceanía asumir que en realidad ésta siempre ha estado en guerra con Eurasia y ha sido aliada de Asia Oriental. En definitiva, gracias al doblepensar los ciudadanos aceptan la "verdad" que dicte el Partido, sea cual sea, sin cuestionarse que las cosas hayan sido nunca de otra manera. Otro buen ejemplo lo componen las consignas del Partido: La Guerra es la Paz, La Libertad es la Esclavitud, La Ignorancia es la Fuerza.

     Neolengua: es uno de los pilares básicos del régimen totalitario del Partido. Su objetivo es dominar el pensamiento de los ciudadanos de Oceanía, ya que si algo no puede ser dicho, entonces tampoco podrá ser pensado. Así, se eliminará a lo largo de las generaciones todo vocablo que pueda perjudicar al los intereses del régimen, como la palabra Libertad, o los significados no deseados de cualesquiera otras palabras.


     Los estamentos que componen la sociedad de Oceanía son los siguientes:

      Proletarios: gente humilde que compone el grueso de la población, trabajadores que sostienen sobre sus hombros el peso de una sociedad injusta contra la que no se rebelan porque viven alienados. (La historia de siempre. En este caso los instrumentos alienantes son el miedo y el odio, a diferencia de Un mundo feliz donde el instrumento alienante es el placer).

     Partido Exterior: por encima de los "proles", los miembros del partido exterior son los empleados de los Ministerios. Actúan bajo las órdenes del Partido Interior, que los controla en todo momento, hasta el punto de escuchados y observados mientras duermen en sus casas a través de micrófonos y "telepantallas".  Mención especial merecen estos Ministerios cuyos nombres presentan grandes contradicciones: El Ministerio de la Paz se encarga de los asuntos de la guerra; el Ministerio del Amor es donde se encierra y tortura a los disidentes del régimen; el Ministerio de la Abundancia es el encargado de repartir los escasos bienes, ya que la mayor parte de los recursos se destinan a la guerra; y el Ministerio de la Verdad (donde trabaja Winston), se encarga manipular los hechos para que parezca que todo siempre ha ocurrido según los dictámenes del régimen.

     Partido Interior: es el cerebro del Partido, quien dicta las normas. Juez, jurado y verdugo.

     El Gran Hermano: es el presunto líder del Partido. Una figura elevada al nivel de Dios, a quien los ciudadanos han de adorar y agradecer por todo lo bueno que hay en sus vidas, es decir, la constante guerra, el hambre y demás miserias.

     Si queréis conocer otras obras de este estilo, desde la web El Placer de la Lectura nos proponen una lista con las 15 mejores distopías de la literatura, encabezada por 1984 y que además cuenta con otra de su más afamadas obras (y que yo también recomiendo), Rebelión en la granja.



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